Las últimas investigaciones parecen confirmar que hablar con uno mismo en voz alta es bueno, aunque más adelante lo matizaré. Desde un punto de vista práctico cotidiano, es bueno porque aumenta la concentración. Aparte de la típica imagen de un opositor leyendo los temas en voz alta para memorizarlos mejor, si tu estás buscando por ejemplo las llaves del coche y empiezas a decirte a ti mismo en voz alta que donde estarán esas llaves del coche, aumenta tu empeño en la búsqueda y es más fácil que las encuentres. Puedes ir diciéndote a tí mismo en voz alta la lista de posibles lugares. ¿Están en el pantalón?. ¿Están en la mesa?. Etc...
Hay quien llega la extremo de que no sólo habla sólo, sino que juega al ajedrez contra sí mismo, o sea, contra su propia imagen en un espejo.
En general, los ruidos o charlas externas nos distraen y hablar con uno mismo en voz alta nos aumenta la concentración.
Si estás conduciendo y un coche te hace una mala maniobra que te enfurece y te puede sacar de quicio de forma que pierdas el control, si te repites a ti mismo en voz alta que “tranquilo, que no merece la pena soliviantarse uno por un mastuerzo de conductor jeta, tranquilo”, ello te ayudará a relajarte y que se pase el cabreo.
O sea, hablar con uno mismo tiende a reforzar tu forma de actuar y puede ser un arma de doble filo. Podría llegar a no ser bueno. Si te hablas para darte consejos sensatos y prudentes, como si fueras filósofo de tí mismo, será muy beneficioso. Si te hablas para lanzarte a posiciones extremistas o violentas, te convertirás en un energúmeno.
Sería interesante saber el porcentaje de personas que suelen hablar solas, con ellas mismas y en voz alta habitualmente. ¿Serán más las mujeres que los hombres?. Se sabe que las mujeres hablan al día unas siete veces más que los hombres pero hablando con otras personas.
O quizás sean los hombres los más propensos a habla