Un buen estafador es un buen gestor de secretos y de mentiras. De hecho, una estafa jamás lo es si no existen determinadas informaciones que son ocultadas. Una estafa no es posible sin secretos. Sin zonas oscuras. Las instituciones que nos cuidan desde pequeños, desde la familia a los estados, las empresas, las asociaciones, los sindicatos y todo grupo social habido y por haber no existiría sin esa zona oscura. Directamente reventaría. Nosotros mismos, los dibujantes de EL ESTAFADOR tenemos secretos grupales inconfesables para vosotros los lectores. Y así seguirá siendo. Un secreto.
El estado tiene sus secretos que no deben ser desvelados por el bien de los ciudadanos. El estado es una familia a la antigua usanza. ¡Esto lo hago por tu bien! Si vieras todos los entresijos que me forman, sufrirías tal encantamiento que no habría ningún príncipe que pudiera liberarte. El estado y sus secretos de cartón piedra.
No hubo príncipe sólo un niño travieso llamado Assange. Abrió la caja de Pandora, como antes lo hicieron otros. Reivindicó su mayoría de edad sacando de quicio a la familia y a toda su parentela. Un sinvergüenza con camisa blanca, un ladrón de guante blanco, guarda un talismán en la mano que no podrá protegerlo de esa zorra del Tea Party que quiere limpiar la casa y barrer para adentro. Una de esas madres que va de moderna sólo en su estudiada imagen y que guarda sus secretos con revolver y metralleta.
El estado, el bandido y la mamá van por el camino amarillo buscando el primero, cerebro; el segundo, valor; y la tercera, corazón. Esperemos que encuentren a Betty Misiego, el hada buena de manos como palomas, cantando Alma, corazón y vida al final del camino.
Bravo Trujillo
Ilustración animada: Chuso Ordi
Javirroyo
Susipop
Julio Serrano
Adao Iturrusgarai
Tyto Alba
Hola Por Qué
Troche
Tute
Venga Monjas
Liniers