De un tiempo a esta parte, cada vez escucho un “vamos a hacer” o un “vamos a desarrollar” siento escalofríos y episodios de risa espontáneos, breves pero intensos.
El Gobierno anda en una norma social que desarrollará derechos constitucionales.
Anteproyecto de Ley Integral para la Igualdad de Trato y la No Discriminación, así de largo e ilusionante lo titularon.
Se supone que con esto tendremos más herramientas para combatir las discriminaciones varias, se creará un organismo estatal para gestionarlas (se desconoce el presupuesto de este organismo) pero incluirá un nuevo régimen sancionador.
Según Sanidad, discriminar a alguien puede suponer multas desde 150 euros hasta 500.000 euros.
Y todo esto es muy bonito y necesario creerán algunos, pero no me malentienda.
En lugar de parchear y reestrenar leyes ya existentes, como si de nuevos logros sociales se tratara, ya va siendo hora de pillar ese libro breve pero intenso que es La Constitución, dejar de manosearlo y adorarlo, que se nos está desmontando a trozos de no usarlo y ponernos a la tarea de que se cumpla. A ser posible en todos sus capítulos.
Y si no puede ser, pues no estaría mal empezar a multar también a los que prometieron su cumplimiento y se hicieron los locos durante años.